«Te sientas frente a un tablero y repentinamente tu corazón brinca. Tu mano tiembla al tomar una pieza y moverla. Pero lo que el ajedrez te enseña es que tú debes permanecer ahí con calma y pensar si realmente es una buena idea o si hay otras ideas mejores»
-Stanley Kubrick-
¿Qué hay antes de la ultraviolencia?--- La imagen fue obtenida de (http://b.vimeocdn.com/ts/623/633/62363361_640.jpg)
"Esta diferencia tiene causas muy materiales y perceptibles. La consecución de conocimientos acerca del mundo externo circundante, el incipiente descubrimiento de sus conexiones, es una parte
tan integral de la práctica cotidiana que incluso los hombres más primitivos tienen que emprender esa ruta, bajo pena de perecer. Por profundamente sumida en la cotidianidad de la era mágica que esté esa ciencia incipiente, por lentamente que se desarrolle en los hombres la consciencia de lo que objetivamente hacen, el movimiento mismo es irresistible, pues arraiga profundamente en la protección y la reproducción de la mera existencia. La necesidad social del arte no tiene, en cambio, raíces tan macizas y obvias. Lo decisivo no es que todo ejercicio del arte suponga un cierto ocio, una cierta libertad —por más que relativa— respecto de las preocupaciones cotidianas, respecto de las coactivas reacciones inmediatas de la cotidianidad a las necesidades elementales. También los comienzos de la ciencia, en absoluto conocidos conscientemente como tales, presuponen un ocio así. Pero su conexión, más estrecha y evidente, con las exigencias del
día impone doblemente el ocio que necesitan. En primer lugar, porque la imperiosa necesidad de esos postulados de la cotidianidad misma influye en la comunidad e impone una división del trabajo, sin duda primitiva, pero ya con ocio para la reflexión sobre esos problemas; en segundo lugar, porque el conocimiento que así nace procura por sí mismo el comienzo de un dominio sobre el entorno, las cosas, etc., y, sobre todo, un dominio sobre los hombres mismos. Se produce una cierta técnica del trabajo y,
con ella, cierta elevación del hombre que trabaja por encima de su anterior nivel de dominio de sus propias capacidades somáticas y mentales."
Georg Lukacs, Estética, Tomo I, México, Ediciones Grijalbo, p. 218.
(Cortometraje de Marc Crehuet)
(sonído de águila real que trabaja por encima de su anterior nivel de dominio).
Pocas
series televisivas han conmovido más a mi generación como lo ha hecho Game of
Thrones (GOT). La imbricada historia sobre la sucesión del Trono de Hierro ha
provocado el asombro de una generación que se debate entre el quietismo más
idiosincrático y la esperanza de trascender a una clase media bucólica,
superficial y aspirante a los valores mercantilistas de éxito y subjetividad
individualista.
GOT asombra porque nos muestra los valores que
nosotros aspiramos. Ya Gramsci advertía sobre cómo la intelectualidad desprecia
todo ese "arte popular" que asombra a las grandes masas populares,
especialmente porque lo ven con una extrañeza casi elitista. Pero el mismo
encarcelado por la dictadura de Mussolini ya recomendaba a todos poner atención
sobre las expresiones culturales masivas, especialmente en su elección por A o
B temática ¿Por qué? Hay un razón detrás de la elección de cierto tipo de
literatura o música, o cualquier expresión. Retomando la capacidad de decisión
de los grupos sociales (y no sólo visto como una imposición vertical sobre los
"consumidores"), Gramsci nos comenta que esas decisiones son dadas
porque en esas expresiones artísticas están inmersas ciertos valores que la
sociedad, que se apropia de los mismos, encuentra la exteriorización del sujeto
en relación al sino demarcado. Si bien mucha literatura, por ejemplo, se
especializa en utilizar esos valores para hacerse más apetecibles para el
mundo, no es posible desestimar esas "exteriorizaciones", debido a
que es imposible para los marxistas (así como para otras posturas) ignorar las
sensaciones de las mayorías.
La
serie, basada en los libros de George Martin, se ha caracterizado por las
potencialmente complejas relaciones entre los personajes, la disputa
político/militar, el medievalismo cotidiano, la amenaza exterior de un enemigo,
y los impresionantes giros narrativos de la historia. La impredictibilidad de
los sucesos hacen de la serie casi una necesidad adictiva. Los capítulos, que
duran un poco menos de una hora, no sólo han masificado la lectura de los
libros (que sí peca de un esnobismo galopante -algo similar a los libros del
joven mago Potter-), sino que además nos han vuelto hacia nuestra necesidad de
finales poderosos y contundentes. De esos que hacen que nos quedemos, tras
finalizado el episodio, en un total silencio y con la expectativa a flor de
piel.
Es,
si este breve borrador lo permite, imperioso empezar a pensar en cuáles son
aquellos elementos que nos emocionan de GOT, que nos identifican. Y no
únicamente como un ejercicio de quienes son fanáticos de la serie, sino como
algo importante que se debe hacer para entender cuáles son los valores éticos y
morales que se nos muestra, y que nosotros aprehendemos (imperativo no
necesaria y únicamente con esta serie, sino con cualquier expresión cultural
masiva de la que se apropia la sociedad). En ese sentido también cabría
preguntarse qué clase o grupos sociales son los que se apropian de un discurso
ahí expresado, y que los apasiona; por ejemplo, me atrevería a sostener que es
básicamente la juventud de la clase media y la burguesía la que hacen de GOTuna infaltable parte de su vida, y que de
alguna forma es así por la falta de vértigo en su vida, la inexistencia de
caminos preclaros, o del cariño por la mezcla de la nobleza y el cinismo
pragmático.
Un
buen amigo me recordaba la potencia que tienen algunas de las frases escritas.
Por ejemplo, cuando el Comandante de la Guardia Nocturna le pregunta a Jon
Snow: "¿Quieres comandar algún día?...Pues aprende a seguir"; esto
muestra nuestro aprecio por cierta jerarquización benévola. O quizás cuando el
moralismo nos juega malas pasadas, como cuando no se comprende de buena manera
el determinismo casi suicida de Daenerys Targaryen por conquistar su
"legado", combinado a su bondad casi "cristiana"para con sus subalternos. No estaría de más
ver cómo no nos extrañamos con la existencia de una familiafeudal -los Lannister-que al mismo tiempo tiene como forma de vida
la reproducción del capital, y su necesidad de expansión constante para
mantener esa lógica, o modo de producción. Esto último no sólo demuestra cómo
la clase media, según mi interpretación, ha eternizado y endiosado al dinero
como forma de vida (es decir, la forma de producción más poderosa es la
conquista del dinero, y además ha sido una constante que se da en todos los
tipos de sociedad -algo que no es cierto, históricamente hablando-), sino que
también asume como algo completamente normal la confusión y alienación entre el
valor de uso, que era lo más importante en el feudalismo, y el valor de cambio,
en el que se asienta la sociedad mercantilista. Es decir, está casi cimentado
el aprecio que la clase media da al valor del dinero, al valor de la
representación de un valor. Esto es importante destacar, porque entre mis
allegados, que mayoritariamente ven la serie de televisión, nunca he escuchado
este "error" lógico. Sí, bien podría decirse que es una sociedad que
se encuentra en transferencia de un modo productivo a otro, una suerte de siglo
XVI sin pólvora...pero lo cierto es que hay una precepción mayoritaria de que
es una sociedad claramente feudal en la que el dinero manda. Obvio, los más
incómodos con este análisis dirán "no puedes aplicar un análisis histórico
a un mundo fantasiado". Pero el análisis gramsciano no se preocupa demasiado
por la vanidad de lo que se quiere decir, sino del por qué se dice, se piensa y
se apropia ciertas variantes.
Este
breve análisis, que rompe con muchos meses de silencio de este blog, invita a
pensar atentamente por qué vemos ciertas cosas, por qué nos gusta tanto,
quienes somos los que vemos A o B, y
por qué. Sí, preguntas que parecen hasta leguleyas, pero que, no obstante, no
nos las hacemos.
GOT
estrenará prontamente su cuarta temporada y, en vista del interés que ha
sucitado, es importante empezar ya no sólo a disfrutar del vértigo de una serie
fabulosa, sino también hay que reflexionar por qué lo hacemos. Qué encontramos en ella
que nos atrapa. Porque son nuestras proyecciones personales y de clase las que
nos atrapan, al fin de cuentas.
Hace más o menos 5 años descubrí
la poderosa fuerza que puede contener una película (paradójicamente viendo a un
neoyorquino sobrevivir a un apocalipsis gracias a un disco de Bob Marley). Su
forma de transmisión podía cambiar la forma de percibir el mundo para siempre.
Mientras más fui creciendo, más cuenta me daba sobre cómo el discurso fílmico
se centraba en asuntos que había leído muchas veces en libros de filosofía,
historia, lógica, estética. Así, el cine cobró la posibilidad de acercarse a
temas más profundos, para mí. Cuando Gramsci decía que las grandes masas
humanas disfrutaban de cierto tipo de arte que era incomprensible para las
capas más “cultas”, nos alertaba también sobre cómo aquellos valores
(especialmente los “morales”) expresados en las novelas más populares, tenían
que ser tomados en cuenta, pues aquellos eran los más importantes para la
población –y no los que la “alta cultura” prefería-. El cine, siendo muy
popular entre la población, lograba hacerme entender que los asuntos profundos
podían ser entendidos, también, desde una serie de fotografías corridas a altas
velocidades.
Este espacio ha sido creado para
comentar sobre películas, criticar las que se puedan (no siempre se está en las
posibilidades), contar noticias sobre el tema; pero más que nada, difundir ciertos
“discursos” cinematográficos en la medida de lo posible.
El documental que me ayudó, por
fin, a ver cómo podía darse la metodología entre el entendimiento más “teórico”,
y la estética del “séptimo arte”, fue uno conducido por Slavoj Zizek. Por ello
creo conveniente inaugurar este humilde espacio con el documental aludido, que,
desde la interesante retórica psicoanalista, marxista y otras posturas “istas”,
nos presenta este importante pensador. Otra empresa “infantil” de escribir
aunque nadie lo pida, y aunque tal vez pocos lo lean.
(Este es un fragmento de la primera parte. Si quieren ver el primer capítulo entero -son tres-, dejo el link en la parte inferior. Disfruten)